Rafa Nadal ha provocado el delirio en Pekín, donde disputa el Abierto de China y donde su éxito triplica al que causó en su momento el futbolista David Beckham.
El Centro Nacional de Tenis de la capital china, el mismo en el que Nadal se colgó en 2008 el oro olímpico, se ha llenado de aficionados con banderas españolas, mensajes desplegables, pelotas gigantes, gorras o llaveros en busca de un autógrafo del mallorquín, la estrella más deseada del torneo.
"He estado trabajando todo el verano en mi pueblo para ahorrar y poder pagarme el billete y la entrada para venir a Pekín", comenta Chen, quien lamenta que no pudo venir en los Juegos porque era muy caro.
Emocionada por verlo tan sólo entrenar, Chen comenta que le encantaría hablar con él en persona y que su sueño sería, viajar a Mallorca algún día.
Al terminar el entrenamiento, el español es de los jugadores que se paran a firmar autógrafos y hacerse fotografías, pero los guardias de seguridad de la organización deben emplearse a fondo para impedir que las vallas de seguridad cedan ante el empuje popular.
Aunque no todos lo consiguen, muchos se conforman con haberlo visto, o hasta con regalarle un abanico con el nombre de Nadal escrito en chino mandarín.
Este es el caso de una seguidora del tenista desde hace cuatro años, que lleva encima una biografía del tenista y que subraya que "Rafa es muy pasional en la pista".
La organización del Abierto de China aumenta con el paso de los días de la competición las medidas de seguridad y han tenido que prohibir a los voluntarios pedir autógrafos y fotografías al tenista español, actual número dos del ránking mundial de la ATP.
Mientras tanto, el tenista español señala sonriente e impasible que tiene "grandes recuerdos de Pekín".
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